Esta semana volví a leer "El ruiseñor y la rosa", cuento de Oscar wilde, que ya había leído en el tercer semestre de la preparatoria; fue para mi recordar una experiencia tan maravillosa, tanto de aquel tiempo, como de la majestuosidad del cuento.
Es extraordinario, desde mi punto de vista me agrada cada párrafo, cada línea, cada palabra de este cuento. Hay un pequeño fragmento que siempre recuerdo, y es el siguiente: "de que cosas tan insignificantes depende la felicidad", porque en efecto, es de esta manera como funcionan las cosas. A veces puede ser que tengas todo el dinero del mundo, pero que no tengas salud; también, puede ser que tengas mucho éxito en la vida y en el trabajo, pero que no tengas con quien compartir su felicidad; y en este caso, un joven estudiante posee demasiada inteligencia, pero no el amor de la mujer que ama.
¡El cuento es hermoso, y lo volvería leer una y mil veces más!
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También me agrado el cuento, la felicidad no se sabe cuando llegara.
ResponderBorrarPobre ruiseñor y que desagradable mujer interesada.
Exacto, de que cosas tan pequeñas depende la felicidad, basta solo con una sonrisa para ser feliz.
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